¿Cuánto duermen los niños?
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¿Cuánto sueño necesitan los niños? Muchos cuidadores y padres reflexionan sobre la necesidad de un sueño adecuado para los niños, ya que es un factor importante para su bienestar general y su crecimiento. En esta completa entrada del blog, profundizaremos en las horas de sueño recomendadas para los distintos grupos de edad, desde los recién nacidos hasta los adolescentes.
Índice:
- Necesidades de sueño según la edad
- Recién nacidos (0-3 meses): periodos cortos de dos a cuatro horas seguidas
- Lactantes (4-11 meses): siestas regulares que bajan de tres siestas diarias a dos a los seis meses de edad
- Niños pequeños (1-2 años): una siesta durante el día después de perder las siestas de la mañana y las primeras de la noche
- Niños en edad escolar (6-12 años): rutina constante a la hora de acostarse con noches de nueve a doce horas
- Establecer hábitos de sueño saludables en los niños
- Trastornos y preocupaciones comunes del sueño infantil
- El impacto del sueño en el crecimiento y la función del sistema inmunitario
- Los desafíos únicos del sueño de los adolescentes
- Preguntas frecuentes en relación con cuánto duermen los niños
- Conclusión
Exploraremos la importancia de establecer hábitos de sueño saludables en la primera infancia y hablaremos de los trastornos comunes del sueño infantil que pueden afectar al descanso de su hijo. Además, examinaremos cómo un sueño insuficiente puede afectar a las hormonas del crecimiento y al funcionamiento del sistema inmunitario.
Por último, abordaremos los desafíos únicos de los adolescentes en lo que respecta a su ritmo circadiano siempre cambiante y ofreceremos consejos para ayudarles a alcanzar la cantidad recomendada de descanso nocturno. Al comprender cuánto sueño necesitan realmente los niños en cada etapa de la vida, podrá apoyar mejor su bienestar general.
Necesidades de sueño según la edad
Comprender cuánto sueño necesitan los niños a diferentes edades es crucial para su salud y bienestar general. Desde los recién nacidos que necesitan entre 15 y 18 horas de sueño al día hasta los adolescentes que necesitan entre 9 y 12 horas, cada etapa del desarrollo tiene unas necesidades de sueño únicas que los padres deben conocer.
Recién nacidos (0-3 meses): periodos cortos de dos a cuatro horas seguidas
En los primeros meses de vida, los patrones de sueño de su hijo aún se están desarrollando. Los recién nacidos suelen necesitar entre quince y dieciocho horas de sueño al día, que suelen dividirse en tramos más cortos de dos a cuatro horas cada vez. Este horario irregular puede suponer un reto para los padres primerizos, pero entender que esta fase es temporal le ayudará a adaptarse en consecuencia.
Lactantes (4-11 meses): siestas regulares que bajan de tres siestas diarias a dos a los seis meses de edad
A medida que su bebé crezca, empezará a dormir durante periodos más prolongados durante la noche mientras mantiene siestas diurnas regulares. A los seis meses, la mayoría de los bebés han pasado de tres siestas diarias a dos: una por la mañana y otra por la tarde. A esta edad, los bebés suelen necesitar unas 12-16 horas totales de sueño cada día.
Niños pequeños (1-2 años): una siesta durante el día después de perder las siestas de la mañana y las primeras de la noche
Entre el año y los dos años, es probable que su hijo pase de dos siestas diarias a una sola. Este cambio suele producirse cuando ya no necesitan una siesta por la mañana o a primera hora de la tarde. Los niños pequeños deberían dormir entre 11 y 14 horas al día, incluyendo el descanso nocturno y las siestas diurnas.
Niños en edad escolar (6-12 años): rutina constante a la hora de acostarse con noches de nueve a doce horas
A medida que los niños entran en la edad escolar, sus necesidades de sueño disminuyen ligeramente pero siguen siendo cruciales para su bienestar general. Un régimen regular a la hora de acostarse es vital para este periodo, ya que ayuda a ajustar el reloj biológico de su hijo y garantiza que descanse lo suficiente cada noche. Los niños en edad escolar suelen necesitar entre 9 y 12 horas de sueño por noche.
Llevar un diario del sueño puede ayudarle a controlar los patrones de sueño de su hijo y asegurarse de que está recibiendo la cantidad de descanso recomendada para su edad. Tenga en cuenta que cada niño es diferente -algunos pueden necesitar de forma natural más o menos horas de sueño que otros- por lo que es esencial prestar atención a las necesidades individuales sin dejar de seguir las pautas generales.
Establecer hábitos de sueño saludables en los niños
Fomentar unos buenos hábitos de sueño mediante unas normas de higiene básicas puede ayudar a garantizar que su hijo tenga un sueño reparador adecuado. Establecer una temperatura ambiente ligeramente más fresca, utilizar cortinas oscuras, evitar el consumo de cafeína antes de acostarse y apagar los dispositivos electrónicos son algunas de las formas en que los padres pueden crear un entorno propicio para un sueño de calidad. En esta sección, hablaremos de la importancia de crear una rutina constante a la hora de acostarse y de otros factores que contribuyen a unos patrones de sueño saludables.
Crear una rutina coherente a la hora de acostarse
Una rutina constante a la hora de acostarse es crucial para los niños, ya que ayuda a regular su ritmo circadiano y garantiza que duerman la cantidad recomendada cada noche. Establecer un horario regular con actividades como la lectura de libros o los baños calientes puede indicar a su hijo que es hora de relajarse y prepararse para ir a la cama. Además, mantener la coherencia en las horas de despertarse tanto entre semana como los fines de semana favorece aún más su reloj corporal interno.
La importancia de una temperatura ambiente fresca
La temperatura ambiente ideal para un sueño óptimo varía en función de las preferencias individuales; sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que mantener el dormitorio fresco (alrededor de 65 °F) favorece un mejor descanso. Un ambiente más fresco permite que la temperatura corporal de su hijo descienda de forma natural durante las horas nocturnas, al tiempo que evita el sobrecalentamiento debido al exceso de mantas o capas de ropa.
Bloquear la luz con cortinas oscuras
La luz natural desempeña un papel esencial en la regulación de nuestros ritmos circadianos; por lo tanto, controlar la exposición a la luz es vital a la hora de promover patrones de sueño saludables entre los niños. Utilizar cortinas o cortinas opacas de un tono más oscuro en la habitación de su hijo puede ayudar a obstruir cualquier fuente de luz exterior que pudiera impedir su capacidad para dormirse y permanecer dormido durante toda la noche.
Limitar el tiempo de pantalla antes de acostarse
Se ha demostrado que la luz azul emitida por dispositivos electrónicos como teléfonos inteligentes, tabletas y televisores altera los patrones de sueño, dificultando que los niños se duerman. Anime a su hijo a realizar actividades tranquilizadoras como leer o colorear en lugar de utilizar pantallas al menos una hora antes de acostarse. Esta práctica ayuda a reducir la exposición a contenidos estimulantes a la vez que da tiempo a que sus mentes se relajen de forma natural.
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Principales conclusiones:
- Cree una rutina constante para acostar a su hijo incorporando actividades relajantes como la lectura o los baños calientes.
- Mantenga una temperatura ambiente fresca (alrededor de 65 °F) para unas condiciones de sueño óptimas.
- Utilice cortinas oscuras o persianas opacas en el dormitorio para minimizar las interrupciones causadas por fuentes de luz externas.
- Limite el tiempo de pantalla antes de acostarse y fomente en su lugar actividades tranquilizadoras, como la lectura o los libros para colorear.
Garantizar un descanso adecuado mediante la implantación de hábitos saludables puede ayudar a fomentar un desarrollo mental y físico óptimo en la primera infancia. Recuerde que cada individuo es único, por lo que puede ser necesario realizar ajustes en función de sus necesidades o preferencias específicas. Lleve un registro de los cambios a través de un diario del sueño si es necesario para que pueda comprender mejor qué funciona mejor para su pequeño.
Trastornos y preocupaciones comunes del sueño infantil
Los niños pueden experimentar diversos trastornos y preocupaciones del sueño a lo largo de su desarrollo. Algunos problemas comunes son los terrores nocturnos, las pesadillas, hablar durante el sueño y el síndrome de las piernas inquietas. Es esencial que los padres reconozcan estos problemas para que puedan abordarlos en consecuencia o buscar la orientación de los pediatras si es necesario.
Pesadillas frente a terrores nocturnos
Las pesadillas y los terrores nocturnos son dos tipos distintos de alteraciones del sueño que pueden sufrir los niños. Los sueños que evocan miedo y angustia, que se producen durante la fase REM (movimientos oculares rápidos) del sueño, pueden hacer que el niño se despierte en un estado agitado. Por el contrario, los terrores nocturnos ocurren durante etapas de sueño profundo no REM, en las que el niño parece asustado pero permanece dormido sin recordar el suceso al despertarse.
- Para ayudar a su hijo a hacer frente a las pesadillas, ofrézcale consuelo y tranquilidad después de un mal sueño.
- Si su hijo experimenta frecuentes terrores nocturnos, mantenga una rutina constante a la hora de acostarse para promover un sueño reparador de mejor calidad.
Síndrome de las piernas inquietas en niños
El sÃndrome de las piernas inquietas (SPI), también conocido como enfermedad de Willis-Ekbom, se caracteriza por un impulso irresistible de mover las piernas debido a sensaciones incómodas como hormigueo o picor mientras se descansa, especialmente antes de dormirse. Esta afección puede provocar un sueño insuficiente en los niños que tienen dificultades para permanecer quietos el tiempo suficiente para descansar adecuadamente.
- Si sospecha que el SPI afecta a la calidad del sueño de su hijo, consulte a un profesional sanitario para obtener un diagnóstico y opciones de tratamiento, como suplementos de hierro o cambios en el estilo de vida.
Identificar los signos de posibles problemas
Los padres deben estar atentos para detectar los signos de que su hijo puede tener problemas de sueño. Síntomas como la somnolencia diurna, la dificultad para conciliar el sueño, los despertares frecuentes durante la noche y los ronquidos podrían indicar un problema subyacente que requiere atención. Llevar un diario del sueño puede ayudar a seguir los patrones de sueño de su hijo e identificar posibles problemas.
- Mantenga una rutina constante a la hora de acostarse para promover una regulación saludable del ritmo circadiano de su hijo.
- Si observa síntomas persistentes a pesar de aplicar buenas prácticas de higiene del sueño, consulte a un pediatra o a un profesional sanitario especializado en trastornos del sueño infantil para que le oriente sobre cómo abordar estos problemas de forma eficaz.
Además de reconocer los trastornos y preocupaciones comunes del sueño infantil, los padres también deben comprender la importancia de proporcionar un sueño reparador adecuado estableciendo hábitos saludables desde el principio. Al inculcar estos hábitos a una edad temprana, los padres pueden garantizar la salud física y mental de sus hijos a largo plazo, al tiempo que fomentan el éxito.
El impacto del sueño en el crecimiento y la función del sistema inmunitario
El sueño desempeña un papel crucial en el desarrollo de la salud mental y física de su hijo, incluido el crecimiento y la función del sistema inmunitario. Establecer hábitos saludables desde el principio puede sentar las bases de un bienestar para toda la vida, al tiempo que protege contra las enfermedades. En este artículo, exploraremos el vínculo entre el sueño, las hormonas del desarrollo y el progreso general, además de cómo un descanso suficiente puede fortalecer la inmunidad.
La conexión entre el sueño, las hormonas del crecimiento y el desarrollo general
Durante el sueño, en particular en las fases profundas del sueño no REM (movimiento ocular rápido) conocidas como sueño de ondas lentas o delta, el organismo de los niños libera hormonas de crecimiento esenciales. Estas hormonas son responsables de la reproducción y regeneración celular, que contribuyen a su desarrollo físico general, como el crecimiento óseo(fuente). Además, un sueño reparador adecuado es vital para la maduración cerebral que influye en funciones cognitivas como la consolidación de la memoria.
- Un sueño adecuado favorece un aprendizaje óptimo: Un buen descanso nocturno permite a los niños concentrarse mejor durante las horas escolares, lo que se traduce en un mejor rendimiento académico.
- Regulación del estado de ánimo: Descansar lo suficiente ayuda a regular los cambios de humor reduciendo los niveles de irritabilidad en los niños que pueden ser más propensos a los arrebatos emocionales cuando están cansados.
- Mejor capacidad para tomar decisiones: Se ha descubierto que los niños bien descansados muestran una mayor capacidad para resolver problemas en comparación con los que no duermen lo suficiente(fuente).
Cómo un sueño adecuado fortalece el sistema inmunológico
Dormir bien es esencial para mantener un sistema inmunológico sano. Durante el descanso, nuestro cuerpo produce citoquinas, que son proteínas que ayudan a regular la inflamación y las respuestas a las infecciones(fuente). Cuando los niños no duermen lo suficiente, su fabricación de estas proteínas esenciales se reduce, lo que les hace más vulnerables a enfermedades como los resfriados o la gripe.
- Combatir las infecciones: El organismo de un niño bien descansado puede combatir mejor las infecciones víricas y bacterianas produciendo cantidades adecuadas de anticuerpos y otros mecanismos de defensa.
- Eficacia de la vacunación: Los estudios han demostrado que dormir lo suficiente aumenta la eficacia de las vacunas en los niños al potenciar los niveles de respuesta de los anticuerpos(fuente).
Incorporar unos hábitos de sueño saludables a la rutina diaria de su hijo es crucial para promover su crecimiento general y reforzar la función de su sistema inmunitario. Los padres deben dar prioridad al establecimiento de rutinas coherentes a la hora de acostarse, garantizando al mismo tiempo un entorno propicio para un sueño reparador de calidad. Al hacerlo, estará preparando a su hijo para el éxito en diversos aspectos de la vida -desde el rendimiento académico hasta el bienestar emocional-, todo ello protegiéndolo contra los posibles riesgos para la salud asociados a un sueño insuficiente.
Los desafíos únicos del sueño de los adolescentes
Los adolescentes suelen tener dificultades para dormir lo suficiente debido a sus apretadas agendas, el aumento de los niveles de actividad física y las presiones sociales que interfieren en un descanso adecuado. Es esencial abordar estos retos, ya que un sueño inadecuado durante la adolescencia puede tener consecuencias a largo plazo.
La importancia de que los adolescentes duerman lo suficiente
El sueño desempeña un papel vital en la salud y el bienestar general de los adolescentes. Un sueño adecuado favorece la función cognitiva, la regulación emocional y el crecimiento físico. De hecho, los estudios han demostrado que los adolescentes que duermen lo suficiente de forma sistemática obtienen mejores resultados académicos, tienen menos probabilidades de sufrir trastornos del estado de ánimo como depresión o ansiedad y mantienen un peso corporal más saludable en comparación con sus compañeros que no duermen lo suficiente.
Equilibrar la carga de trabajo escolar y las actividades extraescolares
Uno de los principales retos a los que se enfrentan muchos adolescentes es encontrar tiempo para descansar adecuadamente en medio de la exigente carga de trabajo escolar y las actividades extraescolares. Con los deberes amontonándose junto a las prácticas deportivas o las reuniones de los clubes después del horario escolar, no es de extrañar que los adolescentes se encuentren con dificultades para dormir lo suficiente por la noche.
- Establezca prioridades: Anime a su hijo adolescente a priorizar las tareas en función de su importancia y de los plazos para que pueda gestionar su tiempo de forma eficaz sin sacrificar el tan necesario descanso.
- Cree un horario: Ayúdeles a establecer una rutina diaria que incluya un tiempo dedicado al estudio, a las aficiones o a las actividades deportivas, al tiempo que reserva unas horas constantes para acostarse cada noche.
- Evite la procrastinación: Enseñe a su hijo adolescente el valor de terminar las tareas pronto en lugar de dejarlo todo para el último minuto, lo que podría llevarle a sesiones nocturnas de empollar antes de los exámenes, uno de los principales culpables de la falta de sueño.
Consejos para ayudar a los adolescentes a establecer mejores patrones de sueño
Los padres pueden desempeñar un papel crucial a la hora de ayudar a sus hijos adolescentes a desarrollar hábitos de sueño saludables que les beneficiarán durante toda su vida. He aquí algunos consejos prácticos a tener en cuenta:
- Mantenga la coherencia: Anime a su hijo adolescente a seguir una rutina constante a la hora de acostarse, incluso los fines de semana o durante las vacaciones. Fomente un régimen regular a la hora de acostarse, incluso en los días libres o durante las vacaciones; esto ayudará a equilibrar su ritmo circadiano y hará que le resulte más sencillo dormirse y levantarse a la misma hora cada día.
- Cree un entorno ideal para dormir: Asegúrese de que el dormitorio de su hijo adolescente es propicio para un descanso de calidad manteniéndolo fresco, oscuro y tranquilo. Invierta en cortinas opacas si es necesario y desaconseje el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse, ya que emiten luz azul que puede interferir en la producción de melatonina, una hormona responsable de regular los ciclos de sueño-vigilia.
- Fomente las técnicas de relajación: Enseñe a su hijo adolescente diversos métodos de relajación, como ejercicios de respiración profunda, relajación muscular progresiva o prácticas de meditación, que pueden ayudarle a calmar su mente y prepararle para un buen descanso nocturno.
- Limite el consumo de cafeína: Aconseje a su hijo adolescente que no consuma bebidas con cafeína, como café o bebidas energéticas, a última hora del día, ya que estos estimulantes pueden dificultar la conciliación del sueño.
Al incorporar estas estrategias a su rutina diaria, los adolescentes no sólo pueden dormir lo suficiente, sino también beneficiarse académica y personalmente, al tiempo que fomentan su salud en general.
Preguntas frecuentes en relación con cuánto duermen los niños
¿Cuánto duermen realmente los niños?
Las necesidades de sueño de los niños varían según la edad. Los recién nacidos necesitan entre 15 y 18 horas, los lactantes entre 12 y 16 horas incluyendo siestas, los niños pequeños deben dormir entre 11 y 14 horas con siestas, los preescolares se benefician de entre 10 y 13 horas incluyendo siestas, y los niños en edad escolar (6-12 años) necesitan entre 9 y 12 horas de sueño. Los adolescentes (13-17 años) deben procurar dormir entre 8 y 10 horas cada noche.
¿Cuánto sueño necesitan los niños según la investigación?
Se han realizado numerosos estudios sobre las necesidades de sueño de los niños. La Fundación Nacional del Sueño y la Academia Americana de Pediatría proporcionan directrices basadas en pruebas sobre las cantidades óptimas de sueño en las diferentes etapas de desarrollo.
¿Cuánto sueño necesita un niño y por qué?
Un sueño adecuado es esencial para el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo, el bienestar emocional y el funcionamiento del sistema inmunitario del niño. La cantidad varía en función de su edad: los recién nacidos (0-3 meses) necesitan hasta 18 horas/día; los lactantes (4-11 meses), hasta 16 horas/día; los niños pequeños (1-2 años), hasta 14 horas/día; los preescolares (3-5 años), hasta 13 horas/día; los niños en edad escolar (6-12 años), hasta 12 horas/día; y los adolescentes (13-17 años), necesitan hasta 10 horas diarias.
¿Cuánto sueño necesitan los niños según Google Scholar?
Google Scholar ofrece numerosos artículos de investigación sobre las necesidades de sueño de los niños. Estos estudios aportan valiosos conocimientos sobre la importancia de un descanso adecuado para un crecimiento y un desarrollo sanos, así como recomendaciones sobre la duración del sueño en función de la edad.
Conclusión
Un descanso suficiente es esencial para el crecimiento y la salud psicológica de los niños. La cantidad de sueño que necesita un niño varía en función de su edad. Los recién nacidos necesitan hasta 18 horas al día, mientras que los adolescentes necesitan unas 8-10 horas cada noche.
Establecer una rutina coherente a la hora de acostarse, limitar el tiempo de pantalla antes de dormir y promover la siesta en la primera infancia son factores importantes para garantizar que los niños descansen lo suficiente y con calidad. Sea consciente de la posible presencia de alteraciones del sueño en los niños y de cómo pueden influir en su bienestar.