¿Cuál es el estilo de vida de las zonas azules y cómo gestionan al estrés?
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¿Qué son las zonas azules?
En 2008, Dan Buettner publicó un libro titulado "Las zonas azules: lecciones para vivir más tiempo". El contenido de esta obra podría transformar la forma en que vemos nuestro afán por tener una vida más larga y saludable. No se trata de la última dieta de moda, ni de ir al gimnasio todos los días. Buettner, National Geographic y un prestigioso grupo de científicos, identificaron cinco regiones del mundo en las que la gente vive más tiempo. Clasificadas como zonas azules, la alimentación, el estilo de vida y los hábitos sociales de estas zonas fueron observados y analizados.
El equipo de Buettner comprobó que, a pesar de estar separadas geográficamente, todas estas zonas tenían unas características comunes en cuanto a la forma en que sus habitantes vivían sus vidas. Hacían ejercicio de baja intensidad de forma habitual, sabían cuándo tomarse un descanso, seguían una dieta equilibrada basada principalmente en el consumo de plantas, y contaban con una red de personas de confianza con las que relacionarse, ya fuera a través de la familia o la religión.
¿El resultado? Los habitantes de todas las zonas azules vivían más tiempo, tenían una menor tasa de enfermedades crónicas y eran más activos, y además, había una concentración mucho más alta de centenarios. Los habitantes de las zonas azules cuidan de su cuerpo y de su mente. Suena fácil, pero en la sociedad moderna, el cuidado de la mente a menudo se pasa por alto.
¿Por qué es tan difícil adoptar el estilo de vida de las zonas azules?
Sobre el papel, los fundamentos del estilo de vida de las zonas azules parecen muy sencillos. No solo parecen sencillos, en teoría son fáciles de adoptar. La dificultad viene cuando nos fijamos en cómo se da prioridad a cada segmento. Imagina una pirámide dividida en cuatro bloques. Comenzando por la parte superior y yendo hacia abajo, los bloques son los siguientes: desplazarse de forma natural, una actitud adecuada, una alimentación sana y, la base de todo, conectar.
Conectar, o tener una red de personas con las que hablar, son los cimientos sobre los que se construye una vida más larga y saludable. Para que el estilo de vida de las zonas azules funcione, debemos contar con una red de personas en las que podamos confiar y con las que podamos asociarnos, compartir valores y que nos proporcionen una sensación de pertenencia. En la sociedad moderna, descansar y relajarse con amigos o familia es lo último que creemos que debemos hacer. A esto, solemos anteponer el estrés del trabajo y si vamos a terminar nuestra presentación a tiempo.
El problema es que, nuestros teléfonos, emails, redes sociales, obligaciones financieras, etc. están por delante de tomarnos cinco minutos para hacer balance y descansar la mente. El estrés está en todas partes, y sin una gestión adecuada, es muy difícil adoptar el estilo de vida de las zonas azules.
El estrés y los hábitos alimenticios
El estrés no solo afecta a nuestra capacidad para desconectar al final del día. ¿Cuántas veces hemos llegado a casa estresados del trabajo o los estudios y hemos ido directamente a la nevera o hemos cogido un menú de comida rápida? Has tenido un día duro y te mereces algo rápido y sencillo, al fin y al cabo, el tiempo es oro.
Por lo general, los alimentos precocinados suelen estar muy procesados y tienen un alto contenido en grasa. Esto no quiere decir que esté mal comer de todo con moderación, pero la relación entre el estrés y la comida basura es muy problemática. Cuando estamos estresados, tendemos a consumir más productos grasos y azucarados. Y si a esto le añadimos la incapacidad para gestionar el estrés, nuestros hábitos alimenticios pueden empeorar aún más. Esta relación ha sido documentada por la Universidad de Texas como parte de un proyecto de investigación.
Nos estresamos porque nuestro peso no es el que nos gustaría, principalmente a causa de la dieta, pero, a su vez, el estrés nos obliga a comer alimentos poco saludables. Un estudio realizado por el NCBI demuestra que fomentar un ambiente de bajo estrés para los niños aumenta las probabilidades de que elijan fruta en vez de golosinas. En lugar de preocuparnos por lo que comemos, ¿por qué no empezamos a gestionar el estrés? De esta forma, la decisión de comer de manera saludable será natural en lugar de algo forzado. Y sus beneficios podrían tener consecuencias, no solo a corto plazo, sino también más adelante en la vida. El NCBI añade que "el estrés puede contribuir al riesgo de desarrollar enfermedades a largo plazo encaminando la dieta en una dirección menos saludable".
Estrés y ejercicio
A menudo, nos centramos tanto en las obligaciones del trabajo y el hogar, que dar un paseo para aclarar la mente no está entre nuestras prioridades. Si, como la mayoría, has estado enfrentándote al caos de la oficina y haciendo malabarismos para cumplir plazos de lunes a viernes, lo que menos te apetece el sábado por la mañana es salir a correr. Los fines de semana son para descansar, ¿no?
Una vez más, se trata de interrumpir este círculo vicioso. Se ha demostrado, una y otra vez, que el ejercicio nos ayuda a reducir el estrés y a dormir mejor, y que tiene un efecto positivo sobre los trastornos de la ansiedad. Es el estrés el que nos impide levantarnos y hacer ejercicio.
Una estupenda forma de motivarse y hacer algo es incluir a un amigo o participar en una actividad de grupo. De esta forma, no solo se evita el aislamiento que supone una actividad individual, también podréis ayudaros mutuamente a sentiros motivados. Nada define mejor a un buen amigo que sacar a la gente de la cama para caminar por el parque.
Estrés y compromiso social
Hasta ahora, está claro que el estrés afecta a nuestra motivación para ejercitarnos y para elegir alimentos. Con un efecto negativo sobre dos de los cuatro fundamentos del estilo de vida de las zonas azules, no cabe duda de que el estrés también afecta a nuestra habilidad para relacionarnos.
Un estudio publicado por Nature Review Neuroscience comprobó que "el efecto del estrés en el comportamiento social depende del momento, la duración y el tipo de exposición al estrés". Y añade: "el aislamiento social y la agresividad son las consecuencias típicas de haber experimentado un nivel de estrés elevado continuo".
Si no nos tomamos un tiempo para relajar nuestras mentes y desestresarnos, casi todas las situaciones podrían causarnos un "nivel continuo de estrés". El consiguiente resultado es que empezaremos a quedarnos en casa y a relacionarnos menos. Hay una frase hecha que se puede aplicar a las zonas azules: "las penas compartidas son menos penas". Tal vez la solución para reducir el estrés sea hablar de ello con otras personas.
Estrés y el sentido de la vida
Desde una edad temprana, la vida suele seguir un camino predefinido. Educación, trabajo y, tras haber sobrevivido varios años, te jubilas con la esperanza de hacer algo con tu tiempo.
Ese "algo" no tiene que ser trabajo, no tiene que ser religión, simplemente tiene que ser algo. Nuestro deseo de darle sentido a la vida es exclusivo de la raza humana. A menudo, tener una meta o propósito nos permite superar las adversidades y, a su vez, combatir el estrés de forma directa. No importa si estás cuidando de los nietos, pescando o criando animales, la motivación para lograr algo nos da la misma actitud positiva que tienen los habitantes de las zonas azules. Con un sentido de finalidad, el resto de los requisitos para tener una vida larga y saludable comienzan a encajar.
El estilo de vida de las zonas azules consiste en el equilibrio
De repente, la lista de los fundamentos que constituyen el estilo de vida de los habitantes de las zonas azules parece bastante imponente. El secreto está en que los habitantes de las zonas azules no hacen nada que no sea normal. Beben vino tinto, se dan caprichos, van a trabajar, cuidan de su familia, se estresan, e incluso puede que a veces decidan quedarse en casa. Pero lo que también hacen es un mejor trabajo de gestión de todos estos aspectos en moderación.
Cuando te estreses, tómate 5 minutos para desestresarte. Cuando quieras beber vino, limítate a un par de copas. No hace falta que pases tres horas en el gimnasio, simplemente da un paseo por el barrio. Resulta que el secreto para una vida sana puede resumirse en una palabra: equilibrio. ¿Llevas un estilo de vida equilibrado?