Author: Luke Sholl
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Luke es un periodista consolidado, con más de una década de experiencia escribiendo sobre CBD y cannabinoides, y trabaja como redactor principal de Cibdol y otras publicaciones sobre cannabinoides. Muestra un gran compromiso para presentar contenido basado en datos y pruebas, y su fascinación por el CBD también se extiende al fitness, la nutrición y la prevención de enfermedades.
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¿Qué son los cannabinoides sintéticos?

Los cannabinoides sintéticos son sustancias químicas que se producen en un laboratorio. A diferencia de los fitocannabinoides y los endocannabinoides, son artificiales y no se encuentran en la naturaleza. Estas sustancias están diseñadas para unirse a los receptores del sistema endocannabinoide y producir unos efectos determinados.

Conceptos básicos sobre los cannabinoides sintéticos

Algunos cannabinoides sintéticos ejercen una acción terapéutica comprobada y funcionan de forma parecida a los cannabinoides de la planta de cannabis y el cuerpo humano. Por ejemplo, unos investigadores han desarrollado el dronabinol, el compuesto activo de la pastilla Marinol, para que se una a los receptores CB1 de la misma forma que el fitocannabinoide THC.

La nabilona, otro cannabinoide sintético, también imita la acción del THC dentro del organismo. Esta sustancia se une a los receptores CB1 y se utiliza en un contexto terapéutico para aliviar el malestar estomacal, entre otras cosas.

Aunque estos dos cannabinoides sintéticos tienen potencial terapéutico, hay otros mucho más peligrosos. Existen cientos de cannabinoides sintéticos con efectos distintos. Estos compuestos químicos a menudo se incluyen en fórmulas improvisadas que se distribuyen en el mercado negro con nombres como "K2" o "spice".

A diferencia del THC, que solamente activa de forma parcial los receptores cannabinoides, algunos cannabinoides sintéticos los activan del todo, y son famosos por ser hasta 200 veces más potentes[1] que el THC.

Este mecanismo puede causar efectos secundarios peligrosos[2]. Los cannabinoides sintéticos están vinculados a unas mayores tasas de toxicidad, ingresos hospitalarios, irritación, confusión, lesiones renales agudas, etc.

En comparación, los fitocannabinoides tienen un perfil de seguridad mucho más impresionante y consistente. Incluso cuando se administran dentro de un contexto terapéutico, los cannabinoides sintéticos son mucho más impredecibles que sus homólogos naturales.

¿Cómo se producen los cannabinoides sintéticos?

Los científicos crean cannabinoides sintéticos aprobados por la FDA, como el dronabinol, en un laboratorio. Este compuesto contiene la molécula THC suspendida en un aceite de semilla de sésamo, que después se introduce en cápsulas.

Pero otros cannabinoides sintéticos se fabrican en laboratorios clandestinos y se distribuyen de forma ilegal a los clientes. La síntesis de estas sustancias químicas se inició con el profesor de química orgánica John William Huffman. A partir de 1984, él y su equipo sintetizaron más de 400 cannabinoides sintéticos mientras trabajaban en la Universidad Clemson de Carolina del Sur.

La intención original era desarrollar herramientas químicas para estudiar el sistema endocannabinoide. Pero dos de estas moléculas acabaron en el mercado negro alemán a finales de los 2000. 

Estas moléculas se crean en un laboratorio y se diluyen en una base de acetona, para después pulverizarse sobre varios tipos de material vegetal seco con el fin de imitar el formato de la marihuana.

Este inadecuado proceso de fabricación puede dar lugar a varios errores, como la obtención de un producto sumamente potente y peligroso.

Los cannabinoides sintéticos están aquí para quedarse

Existen cientos de cannabinoides sintéticos. Algunos de ellos, como el dronabinol, tienen objetivos terapéuticos y de investigación legítimos, mientras que a otros se les da un uso indebido y producen efectos secundarios peligrosos. Los cannabinoides naturales no solo son mucho más seguros, según las investigaciones más recientes, los extractos de cannabis de espectro completo también pueden ser más efectivos que las moléculas aisladas.

Referencias

[1] Castaneto, M. S., Gorelick, D. A., Desrosiers, N. A., Hartman, R. L., Pirard, S., & Huestis, M. A. (2014). Synthetic cannabinoids: Epidemiology, pharmacodynamics, and clinical implications. Drug and Alcohol Dependence, 144, 12–41. https://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2014.08.005 [Referencia]

[2] Mills, B., Yepes, A., & Nugent, K. (2015). Synthetic Cannabinoids. The American Journal of the Medical Sciences, 350(1), 59–62. https://doi.org/10.1097/maj.0000000000000466 [Referencia]

Referencias

[1] Castaneto, M. S., Gorelick, D. A., Desrosiers, N. A., Hartman, R. L., Pirard, S., & Huestis, M. A. (2014). Synthetic cannabinoids: Epidemiology, pharmacodynamics, and clinical implications. Drug and Alcohol Dependence, 144, 12–41. https://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2014.08.005 [Referencia]

[2] Mills, B., Yepes, A., & Nugent, K. (2015). Synthetic Cannabinoids. The American Journal of the Medical Sciences, 350(1), 59–62. https://doi.org/10.1097/maj.0000000000000466 [Referencia]

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