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La planta de cannabis produce cientos de compuestos químicos, desde cannabinoides y terpenos hasta flavonoides y lípidos. Entre ellos, los fitocannabinoides [phyto = "planta" en griego (φυτό)] son los más singulares. No todos se encuentran exclusivamente en la planta de cannabis, pero esta especie contiene concentraciones de estos compuestos especialmente elevadas.
Como estas moléculas se producen en las plantas, y no en el cuerpo humano o en un laboratorio, se denominan fitocannabinoides, y de ahora en adelante los llamaremos simplemente cannabinoides. El ser humano ha usado los cannabinoides durante miles de años con finalidades diversas: espirituales, terapéuticas y recreativas.
Un uso tan prolongado y constante refleja lo valiosas que son realmente estas moléculas. La ciencia moderna ha investigado y probado muchos cannabinoides en busca de posibles usos terapéuticos e industriales. Solo después de unas pocas décadas de estudio, los investigadores han conseguido identificar más de 100 cannabinoides, solamente en la planta de cannabis.
Los estudios en células, animales y humanos han descubierto, en parte, cómo funcionan estos compuestos químicos en el cuerpo. La identificación del sistema endocannabinoide revela cómo los cannabinoides pueden imitar a las moléculas reguladoras (endocannabinoides) que produce nuestro propio cuerpo a nivel interno. Estos descubrimientos sentaron las bases para comprender cómo producen estas moléculas sus efectos.
El THC, quizás el cannabinoide más conocido, produce el efecto psicoactivo que se asocia a la marihuana. Sin embargo, los investigadores también han descubierto que este cannabinoide tan peculiar también se muestra como una promesa para calmar dolores físicos[1], malestar estomacal y la falta de apetito[2].
En la marihuana también hay muchos cannabinoides no psicoactivos. Por ejemplo, la investigación ha descubierto que el CBD produce una amplia gama de efectos positivos para el cuerpo. Por ello, el CBD se ha convertido en un suplemento extremadamente popular, y se utiliza para apoyar la homeostasis (equilibrio interno).
El THC y el CBD son los cannabinoides que más abundan en la mayoría de las cepas actuales. Sin embargo, también existen otros cannabinoides menos abundantes que han demostrado efectos prometedores en entornos de investigación. CBG, CBN, CBC, THCV o CBDV, entre otros, han mostrado una amplia gama de efectos[3].
Los cannabinoides también se encuentran en otras partes del reino vegetal. El cariofileno, conocido como “cannabinoide dietético”, es otro de los terpenos que produce el cannabis, y podemos encontrarlo en la pimienta negra, el lúpulo, la melisa, el clavo y el romero. El cariofileno se considera un cannabinoide porque interactúa con el receptor CB2 del sistema endocannabinoide. Los cannabinoides que influyen en el otro receptor principal de cannabinoides, el CB1[4], se encuentran en la Salvia divinorum, la zanahoria, la kava, la hepática de Nueva Zelanda y la maca.
Las plantas producen cannabinoides en forma de metabolitos secundarios[5]. No participan directamente en el crecimiento, desarrollo o reproducción. Sin embargo, ayudan a las plantas a sobrevivir, ya que las defienden de las plagas y de las temperaturas extremas.
Las plantas de cannabis producen cannabinoides en unas pequeñas glándulas con forma de hongo, llamadas tricomas. Estas estructuras transparentes también producen otros metabolitos, como los terpenos aromáticos. Los cannabinoides crean una serie de reacciones químicas conocidas como biosíntesis de cannabinoides[5].
El proceso comienza cuando la coenzima A converge con los ácidos grasos. Esto da lugar a una serie de reacciones químicas que terminarán por formar CBGA y CBGVA, dos de los principales precursores cannabinoides. Las reacciones enzimáticas convierten estas moléculas en diferentes cannabinoides. Por ejemplo, la enzima THCV sintasa transforma el CBGVA y el CBGA en THCV. Por otro lado, la enzima CBDA sintasa convierte estas moléculas en CBDA.
Toda esta magia ocurre principalmente en las flores de cannabis, que adquieren un aspecto impresionante y tienen aromas muy agradables. Finalmente, los tricomas producen cannabinoides y otros metabolitos en forma de una resina viscosa. Después, los fabricantes utilizan esta resina para producir una amplia gama de productos, desde aceites y otros extractos hasta cristales y cosméticos.
Los cannabinoides son metabolitos secundarios que se encuentran en la planta de cannabis y en otras especies vegetales. Trabajan para mantener a las plantas de cannabis en un estado saludable, y además la ciencia ha revelado su potencial terapéutico en las personas. Hasta ahora, solo hemos estudiado en detalle unas pocas de estas interesantes moléculas. Se seguirán realizando investigaciones para esclarecer todo el valor del cannabis y de otras plantas que producen cannabinoides.
[1] Weber, J., Schley, M., Casutt, M., Gerber, H., Schuepfer, G., Rukwied, R., Schleinzer, W., Ueberall, M., & Konrad, C. (2009). Tetrahydrocannabinol (Delta 9-THC) Treatment in Chronic Central Neuropathic Pain and Fibromyalgia Patients: Results of a Multicenter Survey. Anesthesiology Research and Practice, 2009, 1–9. https://doi.org/10.1155/2009/827290 [Referencia]
[2] Ekert, H., Waters, K. D., Jurk, I. H., Mobilia, J., & Loughnan, P. (1979). AMELIORATION OF CANCER CHEMOTHERAPY‐INDUCED NAUSEA AND VOMITING BY DELTA‐9‐TETRAHYDRO‐CANNABINOL. Medical Journal of Australia, 2(12), 657–659. https://doi.org/10.5694/j.1326-5377.1979.tb127271.x [Referencia]
[3] Russo, E. B., & Marcu, J. (2017). Cannabis Pharmacology: The Usual Suspects and a Few Promising Leads. Cannabinoid Pharmacology, 67–134. https://doi.org/10.1016/bs.apha.2017.03.004 [Referencia]
[4] Russo, E. B. (2016). Beyond Cannabis: Plants and the Endocannabinoid System. Trends in Pharmacological Sciences, 37(7), 594–605. https://doi.org/10.1016/j.tips.2016.04.005 [Referencia]
[5] Flores-Sanchez, I. J., & Verpoorte, R. (2008). Secondary metabolism in cannabis. Phytochemistry Reviews, 7(3), 615–639. https://doi.org/10.1007/s11101-008-9094-4 [Referencia]
[1] Weber, J., Schley, M., Casutt, M., Gerber, H., Schuepfer, G., Rukwied, R., Schleinzer, W., Ueberall, M., & Konrad, C. (2009). Tetrahydrocannabinol (Delta 9-THC) Treatment in Chronic Central Neuropathic Pain and Fibromyalgia Patients: Results of a Multicenter Survey. Anesthesiology Research and Practice, 2009, 1–9. https://doi.org/10.1155/2009/827290 [Referencia]
[2] Ekert, H., Waters, K. D., Jurk, I. H., Mobilia, J., & Loughnan, P. (1979). AMELIORATION OF CANCER CHEMOTHERAPY‐INDUCED NAUSEA AND VOMITING BY DELTA‐9‐TETRAHYDRO‐CANNABINOL. Medical Journal of Australia, 2(12), 657–659. https://doi.org/10.5694/j.1326-5377.1979.tb127271.x [Referencia]
[3] Russo, E. B., & Marcu, J. (2017). Cannabis Pharmacology: The Usual Suspects and a Few Promising Leads. Cannabinoid Pharmacology, 67–134. https://doi.org/10.1016/bs.apha.2017.03.004 [Referencia]
[4] Russo, E. B. (2016). Beyond Cannabis: Plants and the Endocannabinoid System. Trends in Pharmacological Sciences, 37(7), 594–605. https://doi.org/10.1016/j.tips.2016.04.005 [Referencia]
[5] Flores-Sanchez, I. J., & Verpoorte, R. (2008). Secondary metabolism in cannabis. Phytochemistry Reviews, 7(3), 615–639. https://doi.org/10.1007/s11101-008-9094-4 [Referencia]