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La narcolepsia es un trastorno que afecta de forma importante la vida cotidiana: causa serias dificultades para trabajar y supone una gran tensión para la persona afectada, sus amigos y su familia. Sigue leyendo para saber qué es exactamente la narcolepsia y cómo se puede tratar este trastorno crónico del sueño.
Aunque es poco frecuente, la narcolepsia[1] es un trastorno neurológico crónico que hace que las personas se duerman o sientan un gran cansancio de manera incontrolable. La incapacidad del cerebro para controlar su ciclo de sueño-vigilia hace que entre en la fase REM repetidamente y sin previo aviso en los momentos menos esperados. Esto hace que la calidad de vida de quien lo sufre se vea gravemente afectada, lo que a menudo le impide trabajar, mantener una vida social saludable, o incluso conducir.
Lo habitual es que la mayoría de los casos de narcolepsia se manifiesten durante la adolescencia. Sus ataques de somnolencia se pueden dividir en dos grupos: la narcolepsia de tipo 1 y de tipo 2. La primera suele ir acompañada de una pérdida de control muscular (cataplexia), mientras que la segunda no. Otro factor inusual de la narcolepsia es que las emociones pueden desencadenar estos episodios de somnolencia. Las emociones intensas, como la risa, la felicidad, la ira o la frustración, pueden provocar y exacerbar estos síntomas.
En los casos graves, la narcolepsia es fácil de identificar, pero no lo es tanto en los casos más leves, ya que comparte síntomas con otros trastornos neurológicos. Por esto puede ser necesario hacer pruebas médicas adicionales para diagnosticarla con mayor precisión. De hecho, uno de los pocos síntomas específicos de la narcolepsia es la cataplexia: la pérdida involuntaria de la fuerza y el tono muscular.
Dos pruebas médicas usadas con frecuencia para diagnosticar la narcolepsia son la polisomnografía (PSG) y la prueba de latencia múltiple del sueño (TLMS). Una PSG o estudio del sueño controla la actividad cerebral, muscular y ocular durante el sueño, mientras que una prueba TLMS comprueba si la persona afectada llega a entrar en la fase REM, y con qué frecuencia lo hace.
Por desgracia, actualmente no hay una cura para la narcolepsia, en buena parte porque aún no se sabe con certeza cuál es la causa exacta de la enfermedad. Sin embargo, resulta alentador que los cambios en el estilo de vida y una medicación adecuada puedan servir para aliviar sus síntomas.
Los síntomas más reconocidos de la narcolepsia son la somnolencia y el dormirse repentinamente, pero esta enfermedad puede afectar a las personas de otras maneras, incluyendo:
• Cataplexia: es una pérdida repentina de la fuerza y el tono muscular. Suele acompañar a un ataque de sueño, y puede afectar a los músculos de todo el cuerpo, incluida la cara.
• Parálisis del sueño: descrita como una incapacidad temporal para moverse o hablar mientras se sigue siendo consciente del entorno, la parálisis del sueño puede ser un síntoma increíblemente molesto de la narcolepsia. Suele experimentarse con mayor frecuencia durante el comienzo del sueño o justo al despertar, y sus episodios suelen durar entre varios segundos y unos minutos.
• Insomnio: puede parecer extraño enumerar el insomnio como síntoma de la narcolepsia, pero es importante subrayar que el dormirse de manera incontrolada no es el único síntoma de esta enfermedad. La narcolepsia es una alteración fundamental del ciclo de sueño-vigilia, lo que también puede implicar una dificultad para conciliar el sueño por la noche.
• Alucinaciones hipnopómpicas: de manera similar a lo que ocurre con la parálisis del sueño, las alucinaciones de la narcolepsia suelen producirse justo al dormirse, o al poco de despertar. Estas ilusiones suelen ser vívidas e inquietantes.
• Comportamientos automáticos. Las personas con narcolepsia pueden seguir realizando actividades cotidianas, incluso mientras experimentan un ataque de sueño. Su rendimiento se ve afectado en la mayoría de los casos, y suele ser difícil recordar los últimos segundos vividos. Este tipo de comportamientos automáticos suele darse solo durante actividades habituales como conducir un coche, escribir o hacer la compra.
Quizá el aspecto más desalentador de la narcolepsia sea la falta de comprensión de sus posibles causas o desencadenantes. Diferentes estudios han observado que, en casi todos los casos de narcolepsia, la persona afectada tiene niveles deficientes de la hormona natural hipocretina. También conocida como orexina, la hipocretina desempeña un papel crucial en la regulación de la vigilia, la alimentación, la excitación, y otros aspectos clave de nuestro comportamiento.
Aunque se sabe a ciencia cierta que las personas con narcolepsia suelen tener niveles anormalmente bajos de hipocretina, se desconoce la causa de esta deficiencia en primera instancia. La causa más probable es algún tipo de daño en las neuronas responsables de producir la hipocretina, pero sigue sin estar claro por qué esa disfunción se produce en algunas personas y no en otras.
Las posibles causas de la narcolepsia son:
• Daño en las neuronas responsables de la producción de hipocretina (normalmente como consecuencia de haber sufrido un gran estrés psicológico, la gripe porcina, u otras infecciones graves)
• Trastornos autoinmunes
• Antecedentes familiares de narcolepsia
• Traumatismos cerebrales
Aunque es muy difícil tratar una afección cuya causa se desconoce, quienes padecen esta enfermedad pueden adoptar algunas medidas para mejorar su calidad de vida. La eficacia de cada tratamiento difiere según el estilo de vida de la persona y la gravedad de su narcolepsia, pero algunas terapias potencialmente beneficiosas son:
Ambos tienen como objetivo reducir el impacto de la narcolepsia en la vida de quienes la padecen. Los primeros pueden mejorar el estado de vigilia durante el día y contribuyen a restablecer un ciclo equilibrado de sueño y vigilia. Los segundos tratan de minimizar el impacto de la narcolepsia en el estado de ánimo, ya que habitualmente quienes la sufren también padecen de depresión o ansiedad a causa de la enfermedad.
Muchas personas que padecen narcolepsia deciden estructurar su día de forma diferente para reducir el riesgo de sufrir accidentes o lesiones durante un ataque de sueño. Esto suele implicar la planificación de siestas regulares para combatir el cansancio durante el día, mantener un horario de sueño constante, evitar la cafeína después del mediodía, y adoptar rutinas de sueño relajantes.
El ejercicio regular es otra actividad recomendada porque ayuda a combatir el aumento de peso. Las personas con narcolepsia suelen tener dificultades para mantener un peso saludable, lo que les causa aún más complicaciones.
Como ocurre con el resto de tratamientos, el CBD no puede tratar la narcolepsia de forma directa, pero puede tener un efecto positivo sobre algunos de sus síntomas o efectos secundarios. En concreto, el insomnio es el síntoma de la narcolepsia donde el CBD puede resultar de más ayuda.
Diversos estudios realizados en importantes universidades han destacado el impacto positivo del CBD en el sueño y la ansiedad[2]. Si bien admiten que aún se necesitan "estudios clínicos controlados" para confirmar estos hallazgos, este descubrimiento puede resultar fundamental para las personas que padecen narcolepsia y otros trastornos relacionados con el sueño. Dada la no toxicidad del CBD y sus efectos secundarios generalmente aceptables[3], sin duda constituye una opción atractiva junto a otras formas de tratamiento tradicionales que ya hemos mencionado.
Un posible inconveniente estaría en la interacción del CBD con la medicación, incluidos los ISRS y los estimulantes. El cannabidiol puede alterar la vida promedio de estos medicamentos, por lo que deberás consultar con tu especialista en medicina la idoneidad de su consumo. Siguiendo los consejos médicos específicos para cada caso, el CBD puede tener un efecto positivo frente a los desafíos de la narcolepsia y para ayudarte a seguir disfrutando de las actividades que más te gustan.
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[1] NHS choices. https://www.nhs.uk/conditions/narcolepsy/. Publicado en 2019. Fecha de consulta: 8 de diciembre de 2021. [Referencia]
[2] Shannon S, Lewis N, Lee H, Hughes S. Cannabidiol in anxiety and sleep: A large case series. The Permanente journal. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6326553/. Publicado en 2019. Fecha de consulta: 8 de diciembre de 2021. [Referencia]
[3] Who | cannabidiol critical review. https://cdn.who.int/media/docs/default-source/controlled-substances/whocbdreportmay2018-2.pdf. Publicado en 2018. Fecha de consulta: 1 de diciembre de 2021 [Referencia]