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Aunque sentirse ansioso es una reacción natural del ser humano, si esa sensación de preocupación no se controla, podría conducir rápidamente a una gran cantidad de síntomas debilitantes. Para descubrir todo lo que necesitas saber sobre la ansiedad, cómo combatirla y qué papel podría desempeñar el CBD en ella, sigue leyendo.
Todas las personas experimentamos ansiedad, ya sea debido a los plazos de entrega en el trabajo, situaciones difíciles en casa, o simplemente por pasar tiempo en público. La ansiedad ocasional (sensación de inquietud, temor o preocupación) es una reacción humana perfectamente natural, pero cuando esos sentimientos se niegan a desaparecer, la ansiedad comienza a afectar a la calidad de vida.
A veces, conocemos la causa de nuestra ansiedad, pero, para mucha gente, esa preocupación constante existe sin que haya causas o desencadenantes específicos. En estos casos, la ansiedad leve puede convertirse rápidamente en un trastorno de ansiedad. Los síntomas varían de una persona a otra, pero lo habitual es experimentar diversas dolencias tanto físicas como mentales.
Las personas experimentan ansiedad de muchas formas distintas y con diferentes intensidades. Los trastornos de ansiedad más frecuentes son:
• Trastorno de ansiedad social
• Trastorno obsesivo-compulsivo
• Ansiedad por la salud (hipocondriasis)
• Trastorno de dismorfia corporal
• Trastorno de ansiedad generalizada
De todos los trastornos relacionados con la ansiedad, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es probablemente el que se diagnostica con más frecuencia. También es uno de los más difíciles de tratar, por la sencilla razón de que a muchos pacientes les resulta difícil identificar la causa. Las preocupaciones asociadas con el TAG son a menudo incontrolables y, para las personas que lo sufren, se convierten en un problema difícil de afrontar.
A pesar de la complejidad de estos trastornos, no se debe perder la esperanza. Hay varias formas de combatir y controlar los síntomas de la ansiedad, y el primer paso es identificar por qué nos sentimos ansiosos.
Aunque las investigaciones provisionales indican que los genes influyen en el desarrollo de los trastornos de ansiedad, los desencadenantes más habituales son externos. Estos van desde experiencias de la infancia hasta problemas de salud, drogas o medicamentos.
Para cada posible desencadenante suele haber varios factores contribuyentes. Los siguientes ejemplos ponen de relieve situaciones que podrían provocar ansiedad.
Experimentar un trauma a una edad temprana puede afectar a los pensamientos, los sentimientos y la forma en que nos enfrentamos a situaciones futuras. Desafortunadamente, los traumas de la niñez son un desencadenante muy frecuente de la ansiedad, y sus posibles causas incluyen abusos y negligencias físicos o emocionales, pérdida de un progenitor o sentimientos de exclusión.
Los problemas de salud son un desencadenante muy frecuente de la ansiedad, ya que muchas enfermedades crónicas o a largo plazo acaban por debilitar nuestro bienestar mental. La ansiedad es muy habitual en los trastornos de la salud psicológica, porque suele ser un síntoma de estrés o depresión.
La ansiedad también puede ser consecuencia del consumo de drogas y medicamentos. Algunos medicamentos psiquiátricos pueden provocar ansiedad, pero esta dolencia es más común entre personas con adicciones al alcohol o a las drogas/medicamentos. También hay que mencionar que algunos alimentos (principalmente los que tienen un alto contenido de azúcar o cafeína) pueden contribuir a la ansiedad.
Es posible que los retos de la vida moderna provoquen ansiedad. Ya sea la preocupación por el dinero, las largas horas de trabajo, la soledad o la aflicción, hay situaciones difíciles con las que tenemos que enfrentarnos todos los días. La mayoría de las veces, estos casos son leves, pero si el problema persiste, los síntomas pueden llegar a ser más intensos.
Al igual que muchos otros trastornos psicológicos, la ansiedad se manifiesta en una gran variedad de síntomas físicos y mentales. No existen dos casos iguales de ansiedad, y tanto la gravedad como la duración de los síntomas serán distintas según la situación.
Los síntomas físicos de la ansiedad incluyen:
• Tensión muscular
• Palpitaciones del corazón
• Sudoración, estremecimientos y temblores
• Dificultad para respirar (falta de aire)
• Fatiga constante
La mayoría de los síntomas físicos de la ansiedad suelen manifestarse en trastornos graves o como resultado de desencadenantes concretos (miedo a una situación u objeto). Desafortunadamente, esto puede hacer que las personas se preocupen de que los síntomas vuelvan a aparecer, lo que perpetúa el ciclo de la ansiedad. La evitación puede ayudar a controlar los síntomas físicos a corto plazo, pero podría tener un efecto negativo sobre la calidad de vida.
Los síntomas mentales de la ansiedad incluyen:
• Inquietud o sensación constante de nerviosismo
• Dificultad para concentrarse
• Sensación de fatalidad inminente
• Pensamientos desenfrenados (preocupación constante)
• Miedos irracionales
Los síntomas mentales pueden ser más difíciles de definir y, al principio, podrían ser menos intensos que los físicos. Sin embargo, es importante abordarlos por pequeños que sean. La ansiedad es un trastorno que es más difícil de combatir cuanto más tiempo se deje sin tratar. Pero la buena noticia es que hay varios pasos que se pueden dar para mantener la preocupación a raya.
La ansiedad suele manifestarse como una sensación constante de preocupación, miedo y nerviosismo. Por eso, las técnicas de tratamiento se centran en recuperar el control de los pensamientos. Aunque no existe una guía definitiva para abordar la ansiedad, los siguientes pasos pueden ayudar.
El primer paso para lidiar con la ansiedad es intentar evitar que los pensamientos se descontrolen. Tan pronto como sientas que empiezan los síntomas, deja lo que estés haciendo y céntrate. Respira profundamente y concéntrate en el presente. De esta forma, ayudarás a evitar que la sensación de preocupación se descontrole.
A la vez que te detienes, reflexionas y te concentras, intenta identificar qué es lo que te produce ansiedad. Si no puedes encontrar un desencadenante, trata de hacer un seguimiento de cuándo sientes preocupación o miedo. Utilizar un diario o un cuaderno para anotar las sensaciones de ansiedad puede ayudarte a descubrir su causa.
La mayoría de las veces, nos angustiamos por situaciones que están fuera de nuestro control o nos ponemos en lo peor cuando es posible que nunca suceda. En lugar de preocuparte por situaciones incontrolables, concéntrate en las experiencias y positivos "tangibles".
Por ejemplo, si te preocupa la salud de un ser querido, céntrate en todas las experiencias felices que hayáis tenido juntos/as, y en cómo te sientes cuando estás con él/ella.
A veces, no hay forma de superar una situación que te hace sentir ansiedad. Pero eso no significa que tengas que dejar que los síntomas se descontrolen. Si se acerca un acontecimiento problemático, trata de distraer tus pensamientos centrándote en actividades de tu agrado.
Ya sea hacer algo creativo, organizarte o ver una película, cualquier actividad que te ayude a pensar en otra cosa que no sea tu ansiedad, puede ser de gran ayuda.
Aunque a menudo el estrés y la ansiedad parecen lo mismo, existen diferencias sutiles entre ambos trastornos. Es importante que sepas en qué se diferencian porque los protocolos de tratamiento pueden variar, y querrás concentrarte en la mejor terapia o atención posibles.
• Estrés: dolencia que se manifiesta en una gran variedad de síntomas físicos y mentales, y que en general es el resultado de un desencadenante externo.
• Ansiedad: sensación constante de preocupación que no suele disminuir, incluso en ausencia de un posible desencadenante.
Tanto el estrés como la ansiedad pueden tener síntomas psicológicos parecidos. Sin embargo, es importante señalar que puedes desarrollar ansiedad aunque apenas sufras estrés.
El cannabidiol (más conocido como CBD) es un compuesto natural derivado del cáñamo industrial. Está presente en sus flores y requiere de una preparación sofisticada antes de estar listo para el consumo.
La razón por la que los fabricantes dedican tanto esfuerzo a extraer y purificar el CBD es la enorme influencia de este compuesto sobre el bienestar. Dada su exclusiva interacción con nuestro cuerpo, el CBD tiene el potencial de influir en los sistemas inmunológico, digestivo y nervioso central, y en las funciones que estos controlan.
Gracias a esta capacidad para afectar de forma positiva a funciones como el estado de ánimo, el sueño, el dolor o el apetito, el CBD ofrece un excelente potencial para las personas que buscan un enfoque no tóxico y totalmente natural para mejorar su bienestar.
El efecto del aceite de CBD sobre la ansiedad es un tema de gran interés para los investigadores de todo el mundo. En estos momentos, muchos estudios todavía se encuentran en su etapa inicial, pero los resultados son prometedores. Varios de estos estudios se centran en la influencia del CBD sobre los principales trastornos de ansiedad, pero, dada la complejidad de la afección y la gran cantidad de síntomas que produce, aún queda mucho por descubrir.
Afortunadamente, el aceite de CBD no coloca, lo que lo convierte en un elemento ideal para tu rutina diaria de suplementos. Debido al efecto potenciador del equilibrio del CBD, este compuesto podría ser un aliado muy valioso para la forma en que nuestro cuerpo gestiona los trastornos físicos y mentales.
Si quieres tomar CBD para combatir la ansiedad, hay numerosas formas de incorporarlo en tu rutina diaria. Para obtener el máximo beneficio del CBD, deberás consumirlo en los momentos que más lo necesites.
• Por ejemplo, si una situación o evento del trabajo te produce ansiedad, toma unas gotas de aceite de CBD al comienzo del día. Cuando se ingiere por vía oral, el aceite de CBD tarda hasta una hora en circular por todo el cuerpo, lo que significa que alcanzará su nivel máximo cuando estés en el trabajo.
• Si de repente sientes ansiedad pero no sabes por qué, pon unas gotas de aceite de CBD bajo la lengua para lograr un efecto más notable. El consumo sublingual facilita al CBD una ruta más directa hasta el torrente sanguíneo, y sus efectos comienzan en solo quince minutos.
• También existen otras alternativas, como vapear CBD, las cápsulas de CBD, o las gominolas de CBD. Todas tienen ventajas e inconvenientes para la ansiedad, en función de tu estilo de vida y necesidades. Nuestro consejo es que experimentes con distintos productos de CBD para encontrar el que mejor funciona para ti.
La dosis es un factor fundamental que hay que tener en cuenta cuando se toma CBD para la ansiedad. Cuanto menor sea la concentración, más suave será el efecto; aunque unas pocas gotas de un producto de CBD ligeramente concentrado podrían proporcionarte el impulso que necesitas.
No existe una dosis estándar de CBD, ya que cada persona reacciona de manera diferente y no hay dos casos iguales de ansiedad. En términos generales, cuanto más graves sean los síntomas, mayor deberá ser la dosis de CBD.
Si es la primera vez que vas a tomar CBD, lo mejor es empezar con un producto de baja concentración e ir aumentándola gradualmente. Tómate el tiempo que necesites para establecer una rutina antes de incrementar la concentración o la frecuencia.
Tanto si es tu primer encuentro con el CBD como si quieres perfeccionar tu experiencia de bienestar, Cibdol ofrece una calculadora de dosis de CBD especialmente diseñada para proporcionarte una dosis recomendada basada en varios factores clave.
Estas recomendaciones son un buen lugar para comenzar tu viaje hacia el bienestar, pero son solamente eso: recomendaciones. Si tienes alguna pregunta o preocupación, la mejor persona para hablar sobre el CBD es tu médico.
El CBD es un compuesto totalmente natural conocido por su falta de toxicidad y efecto embriagador (no coloca), pero deberás tener en cuenta algunos efectos secundarios leves. Por suerte, parecen ser sumamente suaves y se desvanecen rápidamente.
• La ingesta de CBD podría causar episodios leves de fatiga, náuseas, mareos y sequedad bucal. También existe la posibilidad de que interactúe con algunos medicamentos con receta.
La mayoría de los síntomas desaparecerán rápidamente, pero, si te preocupan, deja de tomar CBD durante unos días. Si estás tomando algún tipo de medicamento, te recomendamos que trates el tema con tu médico.
Si crees que el aceite de CBD te podría ayudar a combatir la ansiedad y sus síntomas, tenemos unos consejos que deberás tener en cuenta.
• Empieza con poco y ve despacio: toma una concentración suave de CBD durante al menos dos semanas para acostumbrarte al efecto del cannabinoide sobre la ansiedad.
• Experimenta con el CBD: prueba diferentes productos de CBD para encontrar el que mejor se adapte a tu estilo de vida y necesidades.
• Utiliza una calculadora de dosis: si no sabes por dónde empezar, la calculadora de dosis de Cibdol te proporciona un punto de partida en función de tu sexo, edad, peso y otros factores clave.
• Limítate a los extractos de CBD de calidad: todos los productos de CBD de Cibdol se someten a un estricto control de calidad y exhaustivos análisis independientes para demostrar que no llevan THC ni otros elementos nocivos.
• Haz un seguimiento de cómo te sientes: la mejor forma de beneficiarse del CBD es, no solo realizar un seguimiento de la ingesta, sino también llevar un registro de cómo te hacen sentir determinados productos o dosis. De esta manera, podrás adaptar tu experiencia con el CBD para obtener el mejor resultado posible.